BLOGGER TEMPLATES AND TWITTER BACKGROUNDS »

domingo, 24 de enero de 2010

todavia no

Aquella señora quedó maravillada al examinar una preciosa y fina taza en la tienda de antigüedades. “Nunca había visto algo tan exquisito exclamó la dama, esta taza es una verdadera joya”.

“Usted no sabe todo lo que he pasado”, le habló la taza, para su gran sorpresa.

“Hubo una vez en que yo simplemente era un trozo de barro. Mi maestro me recogió del suelo con una pala y me colocó en un torno de rueda horizontal y me dio vueltas y vueltas y más vueltas, mientras me daba forma con sus manos. Yo gritaba que parara, y el repetía: Todavía no…

Luego me metió en un horno. Nunca sentí tanto calor. Grité y quise salir pronto de ahí, pero el maestro seguía repitiendo: Todavía no…

Finalmente abrió la puerta y me sacó para enfriarme un poco. Entonces tomó brochas y pinceles, y empezó a pintarme. Los olores de la pintura me asfixiaban. A mis quejas elmaestro solo atinaba a decir: Todavía no…

Para colmo, me metió de nuevo en el horno, ahora mucho más caliente que antes. Supliqué, lloré, di patadas, refunfuñé…pero la única respuesta que obtuve fue: Todavía no…

Cuando pensaba que ya no había ninguna esperanza de parar esas torturas, el maestro me sacó del horno y me puso frente a un espejo.

No es posible dije, al verme reflejada en el espejo, esa no puedo ser yo. ¡Es una bella taza! ¡Soy una bella taza! ¡Soy una obra de arte! Y el maestro me contestó de la siguiente manera:

Quiero que recuerdes esto: se que te dolió cuando te saqué del suelo con la pala, que te mareaste en el torno, que sufriste un horrible calor en elhorno, que te asfixiabas con el olor a pintura y que casi te achicharraste en el segundo horno. Pero si no hubieras pasado por todo eso, todavía no serías más que un trozo de barro. Ahora en cambio, eres una hermosa taza de porcelana”.

lunes, 18 de enero de 2010

Belleza

La relación entre tu cuerpo y tú, entre tú y
todas esas células vivas que dependen de ti, puede convertirse en la relación más bella.
Tu cuerpo y todas esas células vivas son perfectas en su mitad de la relación, del mismo
modo que el perro es perfecto en su mitad. La otra mitad es tu mente. Tu cuerpo se
ocupa de su mitad de la relación, pero la mente es la que abusa del cuerpo y lo trata
con tanta mezquindad.
Piensa únicamente en cómo tratas a tu gato o a tu perro. Si eres capaz de tratar a tu
cuerpo de la misma manera, verás que todo esto sólo es una cuestión de amor. Tu
cuerpo está dispuesto a recibir todo el amor de la mente, pero la mente dice: «No, no
me gusta esta parte de mi cuerpo. Mira que nariz tengo; no me gusta mi nariz. Mis
orejas son demasiado grandes. Mi cuerpo está demasiado gordo. Mis piernas son
demasiado cortas». La mente es capaz de imaginar todo tipo de cosas sobre el cuerpo.
Tu cuerpo es perfecto tal y como es, pero todos nosotros tenemos esos falsos
conceptos sobre lo que es correcto e incorrecto, bueno y malo, bonito y feo. El
problema reside en que, aunque sólo se trate de unos conceptos, nos los creemos. Con
esa imagen de perfección en la mente, esperamos que nuestro cuerpo tenga una
determinada apariencia, que se comporte de un modo concreto. Rechazamos nuestro
propio cuerpo, cuando el cuerpo nos es totalmente leal. Y aun cuando no es capaz de
hacer algo, debido a sus propias limitaciones, nosotros lo empujamos, y al menos, lo
intenta.
Mira lo que haces con tu cuerpo. Si tú lo rechazas, ¿qué pueden esperar de ti los
demás? Si lo aceptas, serás capaz de aceptar prácticamente a todo el mundo, todas las
cosas. Esta es una cuestión de suma importancia cuando se aborda el tema del arte de
las relaciones. La relación que tienes contigo mismo se refleja en las relaciones con los
demás. Si rechazas tu propio cuerpo, cuando compartes tu amor con tu pareja, te
sientes tímido. Piensas: «Mira mi cuerpo. ¿Cómo puede amarme con un cuerpo como
éste?».
Entonces te rechazas a ti mismo y supones que la otra persona te rechazará
exactamente por la misma razón. Y cuando rechazas a otra persona, la rechazas por las
mismas razones por las que te rechazas a ti mismo.
Para crear una relación capaz de conducirte hasta el cielo, tienes que aceptar
totalmente tu cuerpo. Tienes que amarlo y permitirle ser libre para ser, libre para dar,
libre para recibir, sin timidez, porque la «timidez» no es otra cosa que miedo.
Piensa en cómo ves a tu perro. Lo miras con amor y disfrutas de su belleza. Que el
perro sea bonito o feo no importa en absoluto. Eres capaz de extasiarte sólo con mirar
la belleza de ese perro, porque no te preocupa poseer esa belleza. La belleza es sólo un
concepto que hemos aprendido.
¿Crees que las tortugas o las ranas son feas? Miras una rana y ves que es preciosa,
magnífica. Miras una tortuga y es preciosa. Todo lo que existe es magnífico, todo. Pero
piensas: «Oh, eso sí que es feo», porque alguien te hizo creer en su día que había cosas
bonitas y cosas feas, del mismo modo que alguien te hizo creer que hay cosas buenas y
cosas malas.

Fuerza

La mente atraviesa un largo proceso hasta descubrir su propia
identidad. En ese proceso liberas tu historia personal, lo que te hace sentir seguro,
hasta que finalmente comprendes lo que en verdad eres.
Descubres que no eres lo que crees que eres porque nunca escogiste tus creencias,
que estaban ahí cuando naciste. Descubres que tampoco eres el cuerpo, porque
empiezas a funcionar sin él. Empiezas a advertir que no eres el sueño, que no eres la
mente. Y si profundizas más, te llegas a dar cuenta de que tampoco eres el alma.
Entonces, lo que descubres resulta verdaderamente increíble. Descubres que lo que
eres es una fuerza: una fuerza que le permite a tu cuerpo vivir, una fuerza que permite
que tu mente sueñe.
Sin ti, sin esa fuerza, tu cuerpo se derrumbaría. Sin ti, todo tu sueño se disolvería
hasta convertirse en nada. Lo que realmente eres es esa fuerza que es la Vida. Y si
miras a los ojos de alguien que esté cerca de ti descubrirás esa conciencia propia, la
manifestación de la Vida que brilla en ellos. La vida no es el cuerpo, no es la mente, no
es el alma. Es una fuerza, y por medio de esta fuerza un recién nacido se convierte en
un niño, en un adolescente, en un adulto; se reproduce y envejece. Cuando la Vida
abandona el cuerpo, este se descompone y se convierte en polvo.
Eres Vida que atraviesa tu cuerpo, que atraviesa tu mente, que atraviesa tu alma. Y
una vez que descubres esto, no con la lógica, no con el intelecto, sino porque la sientes,
descubres que eres la fuerza que hace que se abran y se cierren las flores, que hace que
el colibrí vuele de una flor a otra, que estás en cada árbol, en cada animal, en cada
vegetal y en cada roca. Eres esa fuerza que mueve el viento y que respira a través de tu
cuerpo. Todo el universo es un ser viviente movido por esa fuerza, y eso es lo que tú
eres. Eres vida.